domingo, 1 de febrero de 2009

La Calle que asfalto El diablo

Era el carnaval quizás las festividades mas disfrutadas en el barrio. No las mas celebradas, pero si las mas disfrutadas. Los pudientes estrenaban disfraces llamativos pero vacíos de magia, sin creación, en cambio quienes amañaban cualquier motivo, se ingeniaban múltiples razones…..y como lo disfrutaban!, a fuerza de betún o tiznado con carbón nacieron las famosas negritas, un bojote de ropa usada y ya tenemos un magnifico jorobado que bastón en mano simulara de viejo,…déjame leerte la falda le gritaron a la que se atrevió a disfrazarse con paginas de Panorama. Los piropos le sobraron a la mariposa que se vistió de novia. Todo era una algarabía. En el patio se escuchaban pitos, tamboras. Desde el cerro caía gragea como llovizna. ¡Allá viene la reina! Se escuchaba gritar a los niños ¡allá viene la caravana! Decían otros.

Eran los tiempos de Pérez Soto, de aquella Maracaibo florida. Era también la barriada más populosa, más bullanguera del planeta. Solo Maria triana en su casita de Valle Frío no se anima a celebrar. Y pensar que mañana me viene a cobrar Carlos Pirela: “Lo siento señora pero yo debo invertir el La Brasilera”-refunfuñaba en voz baja-. Lo que soy yo, ahora mismo voy al Guadalajara a limpiar ese bar., con esas tres lochas que me pagan me zumbo pa’que la bruja, que me lea la borra del café y, es que me reúno los dos realitos y me compro mi quintico-reflexionaba animada-

Del otro lado del bahareque un borrachín de esquinas, se recostaba a la cerca para no caerse “Hinostroza, te disfrazaste de beodo”- se burlaban los chicos. Se acomodo como pudo bajo un almendrón dispuesto a pasar el ratón.
“…Y si tengo que hacer un pacto con el mismo diablo, lo hago”- escucho decir en medio de su rasca, “y si le tengo que dar la mitad del premio se la doy”-insistía Maria Triana, sin saber que Hinostroza la escuchaba. “mañana mismo te fumo el tabaco y me comprometo a darte la mitad del premio. Si me ayudáis a sacarme la lotería, no me importa que seáis el mismísimo demonio, yo soy mujer de palabra, pregunta en toda la Cañae’brasil a ver que te dicen…”- el borrachín se reía pa' si solo- “Ya sabéis, es un compromiso entre vos y yo, mañana nos vemos a la misma hora”

Y es que Maria Triana en verdad era mujer de palabra. Toda la Cañada el brasil lo sabia, incluyendo por supuesto a Hinostroza quien por primera vez llegara con puntualidad a un compromiso, aunque el no era participe del compromiso, y quien quita?.

Destemplaba ya el sol cuando Maria Triana exponía su cuerpo desnudo en el patio, el aroma a ramas y tabaco inundaba todo el valle. En la calle Las flores sacaron abanicos para aligerar el aire, por Santo Domingo usaban nariceras, el santuario de San Benito se aglomero de parroquianos para contrarrestar con rezos, por los cuatros lados sobraban los comentarios. Salio Maria Triana al lado con una bolsa llena de despojos, nunca miro hacia atrás. Tampoco Hinostroza quiso romper con el secreto.

Cero, cero uno, tres,- anunciaban las páginas de Panorama- una nueva rica residente de los Valles Fríos retiro los sesenta mil bolívares de la Lotería del Zulia, ¡toda una fortuna, por tan solo un realito! Todo el barrio se acerco al ranchito de Maria Triana, unos para prestarle dinero, otros a cobrarles favores, uno que otro a felicitarla y muchos, pero muchos a procurar una ayudita o buscando el brindis de celebración.

Maria Triana sin embargo, en el fondo, no dejaba de ser la humilde mujer que todos conocían, y procuraba gastar poco o casi nada, ella misma no sabía contar la fortuna de que ella ahora disponía y no se quería arriesgar a malgastarla.

Hinostroza, acostumbrado a las bromas del barrio y ciertamente la única persona que conocía el secreto del compromiso de Maria Triana, aprovecho la inocencia de esta y en la noche como los embozados se disfrazo de diablo, se paseaba por el patio sin dejarse ver, una sombra sigilosa con voz casi silente, tenebrosa, susurro en la oscuridad: Maria Triana, aquí esta el diablo y vengo a cobrar la deuda de nuestro compromiso.

Tres días llevaba Hinostroza asustando a Maria Triana, gozaba un puyero al verla como temblaba, sus ojos saltaban de la cara..., susurraba: Maria Triana, yo soy el diablo, te doy plazo hasta la octavita de carnaval, salda la cuenta de nuestro compromiso o vengo por vos…-Maria Triana ante esta situación angustiosa, tomo valor y temblorosa se acerco a la puerta que daba al patio.

Señor diablo- se disculpaba -, yo soy mujer de palabra- decía con los ojos cerrados para no verlo- aquí tiene la mitad del premio como se lo prometí- tiro la bolsa con el dinero al patio y presurosa se cubrió con varias sabanas en su nueva hamaca.

Mayor fue la sorpresa de Hinostroza. ¡Bingo!- casi grito de emoción-, no me lo esperaba pero no me caen nada mal. ¡Treinta mil!...Y pa’mi solito –cantaba en su mente.

Tenía tres días jalando caña. Eso no era extraño, lo extraño era que pagaba la cuenta y hasta brindaba de cuando en vez. ¡Esta de feria!- comento Daniel Huerta en el bar. patio Moro-del Guadalajara pasaba a La Guaira, de ahí saltaba al bar. Luís Aparicio, luego en el Atracadero, hasta en La Flor del Zulia lo vieron brindando ¡Que raro este por aquí ¡-decía Pedro Fonseca en La Esmeralda-, ¿Quién se ira a morir que estáis pagando vos?-adujo Marcial Melean en La Sorpresa-. Fue en La Calzada donde soltó la lengua: Primo. Estoy ebrio pero con gusto, me he gastado una fortuna pero con gusto!-repetía una y otra vez-algunos curiosos que lo conocían, en conocimiento de que Hinostroza no tenia ni donde morirse, se interesaron en el tema y con suspicacia lograron que les contara como obtuvo esa fortuna. El, disfrutando de la broma que cometió les contó toda. Alguien que apreciaba mucho a Maria Triana lo denuncio antes las autoridades.

El gobernador como castigo lo puso disfrazado de diablo a trabajar pico y pala en la carretera que construyan en Valle frió, hasta que cancelara todo el dinero que se bebió a Maria Triana. Desde entonces, los vecinos afirman que fue el diablo quien asfalto la calle que pasa frente a la plaza Alonso de Ojeda.




Jorge Jimenez.

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