domingo, 1 de febrero de 2009

Echando Cabeza


Quien no recuerda el cine Brasil que quedaba frente a la bomba la surtidora, en el mismo local vendían unas empanadas riquísimas con cola al lado de la barbería en donde vendían pescado frito y ahora venden desayunos.
Quien no recuerda la playa “Los coquitos” que estaba situada en la avenida el milagro actualmente liceo Octavio Hernández, el auto cine y la famosa mata donde se subían los muchachos para ver las películas.
Se acuerdan de la pulpería La conga, del abasto La siempre Viva de Luis Hernández, Aire Libre de Ramón Hernández, La sin Rival de Matías Polanco, Brisas de Pampanito de Antonio Pedroza también atendida por el popular “Juancho”, La primera panadería con hornos de leña de Luis Martínez llamada Panadería San Luis diagonal al kinder Angelitos Negros, la tintorería, todos situados en la avenida 3ª antigua calle San Gregorio.
El popular Adaulfo que le decían “José Gregorio Hernández” con su carrito antiguo en la línea de valle frío, al cantautor Roberto Villalobos y su guitarra “Porque no pillas polluelo” que vivía frente a la actual iglesia San Benito.
También en la avenida 3 antigua Casanova existía una pulpería llamada “La Carboya” y además recuerdan la molienda.
Cuantas veces se monto usted en un bus de San Luis, esos que se devolvían allá al final de la avenida 3ª con calle 84 antigua calle Unión, exactamente en el Atracadero o si se monto en el perimetral uno que sustituyo con poca vida al primero.
La farmacia Santa Teresa con el popular farmacéutico señor Prieto, abasto la V de la victoria, el zapatero subiendo Pichincha. La cooperativa o supermercado que quedaba en el ahora local de la banda Rafael Urdaneta.
Las peleitas de aficionados en el ring del Tamara situado en la avenida Falcón, los juegos de pelotas y softball en el antiguo terreno ahora Iglesia de San Benito, la barbería de Rutilio, La maestra Rosarito, Tarzán Contreras y sus anécdotas beisboleras, el abasto Happy Land.
El cerro de los padres donde se jugaron infinidades de caimaneras, en donde los files resaltaban por encontrarse lozas de construcciones de tumbas demolidas del antiguo cementerio, igualmente era sitio preferido para casar machorros.
Rememoremos cuando El popular Pedro Corvina en todo el sector vendía pescado fresco en una carretilla gritando a todo pulmón “Llevo la curvina y el pescado fresco”. No muy lejos el popular “muerto de hambre” ofreciendo sus pastelitos por la calle Jugo y San Luis.
La panadería El valle del difunto Pedro Díaz, el bar Luis Aparicio de Eudomar Cárdenas, abasto y luncheria La deportiva atendida por el popular “Bigote”, la tienda El mango del señor Rafael Socorro en la cañada Santo Tomas, el sonado “Venao” que gamuseaba carros en dicha cañada, el abasto Santa Ana de Douglas Sánchez y luego del señor Pineda, la farmacia diagonal al bar Luis Aparicio, La Guaira, El toddy Denia, Panque Corona, El club Moga.
Cuando los carritos de valle frío paraban por el correo en Tito Abbot y se metían por las calles de Santa Lucia.
Cuantas veces le leyeron la borra del café detrás de la calzada, visito el bar los caballos, claro que escucho el pito de la Zulia, se refresco con la chicha del señor que vivía en los fondos de la cervecería Zulia.
No tan lejos el trencito que fue desplazado por el mecánico, que era tirado por un caballo blanco con pintas marrones.


Son muchas las historias que se pueden desarrollar de esta mi barriada Luciteña y Empedraera y por eso los invitamos a participar con sus reportajes y artículos, eche cabeza y recuerde.


Mauricio Hernandez.

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