El silencio es la música que deleita, entretiene y acaricia tu alma, su voz es sutil, etéreamente clara y llena de la más profunda pureza, es el contacto directo con la verdad inefable de los mundos internos, el mismo sufre un proceso de observación, relajación y respiración hasta llegar al punto exacto de la laxitud consciente y entonces en meditación sigue el camino en búsqueda de la contemplación, un nivel superior en donde se necesitan meritos para manejar las fuerzas.
Una hora de vocalización vale mas que dos millones de libros dijo el medico alemán Arnold Krumm Héller (Huiracocha), y compartimos su opinión porque practicar consecuentemente nos lleva a los resultados que queremos, a desenvainar la espada de la voluntad y tener la oportunidad al menos de fracasar para corregir ya seguir adelante en este camino lleno de piedras y obstáculos, no son las veces que caemos lo que cuenta sino las veces que nos levantamos, nada hacemos con saturarnos con lecturas monótonas, cuando las mismas nos recomiendan trabajar y poner en marcha nuestra propia tarea (Lo que realmente importa es el trabajo interno de cada uno).
El trabajo constante queda, no se olvida, la teoría se evapora con el tiempo, hay que trabajar en nosotros mismos para lograr los cambios internos necesarios que nos lleven a exteriorizar nuestra virtudes y así dejar manifiesta la conciencia, para ir en busca de ese ente divino que esta posado en lo mas profundo de nuestro corazón y escuchar sus palabras que son la guía perfecta del camino. Atiende, oye, agudiza tus oídos y cuando escuches el sonido o el canto del grillo, afina el tímpano porque has entrado a los predios de tu ser.
Abandonemos todas las preocupaciones rancias y obsoletas, no limitemos al ser con los razonamientos excesivos, dejémonos llevar por los caminos de DIOS.
Aprendamos la filosofía del ser, el idioma que despierta los conocimientos que están dormidos, comencemos un monologo interno en busca de la unidad y la integración, busquemos el poder de la gratitud y demos gracias a toda la creación.
¡Cuando viajo en mi mudez es cuando mas estoy hablando!, el mutismo te permite oír internamente, cuando callamos y aquietamos la mente entramos en la concentración y percibimos el vocablo mental interno, profundiza y toma el control con tu respiración.
La elipsis de pensamiento es el transito hacia lo indecible, lo mejor es no pensar para tomar las decisiones correctas.
La calma, paz y meditación es una cadena de empalme con el ser, es el culto diario necesario para avanzar en este sendero de la espiritualidad, donde el ritual mágico de la oracion es importante en la materialización de tus necesidades mas próximas y en el manejo de las fuerza, todo de acuerdo a los postulados de la ley divina.
No nos dejemos alcanzar por el tiempo, todo tiene su hora y momento, debemos hacer la obra, hay que tomar el tren que espera en la estación con rumbo hacia otra oportunidad.
Si no hay fuerza, voluntad, entonces no hay cambios, no hay transmutación, no hay alquimia y seremos arrastrados por la cadena repetitiva de un sonambulismo exterior atraídos por el mundo físico y material.
El sabio calla y se interna en la profundidad del espacio y sus dimensiones en la búsqueda de su esencia.
Una hora de vocalización vale mas que dos millones de libros dijo el medico alemán Arnold Krumm Héller (Huiracocha), y compartimos su opinión porque practicar consecuentemente nos lleva a los resultados que queremos, a desenvainar la espada de la voluntad y tener la oportunidad al menos de fracasar para corregir ya seguir adelante en este camino lleno de piedras y obstáculos, no son las veces que caemos lo que cuenta sino las veces que nos levantamos, nada hacemos con saturarnos con lecturas monótonas, cuando las mismas nos recomiendan trabajar y poner en marcha nuestra propia tarea (Lo que realmente importa es el trabajo interno de cada uno).
El trabajo constante queda, no se olvida, la teoría se evapora con el tiempo, hay que trabajar en nosotros mismos para lograr los cambios internos necesarios que nos lleven a exteriorizar nuestra virtudes y así dejar manifiesta la conciencia, para ir en busca de ese ente divino que esta posado en lo mas profundo de nuestro corazón y escuchar sus palabras que son la guía perfecta del camino. Atiende, oye, agudiza tus oídos y cuando escuches el sonido o el canto del grillo, afina el tímpano porque has entrado a los predios de tu ser.
Abandonemos todas las preocupaciones rancias y obsoletas, no limitemos al ser con los razonamientos excesivos, dejémonos llevar por los caminos de DIOS.
Aprendamos la filosofía del ser, el idioma que despierta los conocimientos que están dormidos, comencemos un monologo interno en busca de la unidad y la integración, busquemos el poder de la gratitud y demos gracias a toda la creación.
¡Cuando viajo en mi mudez es cuando mas estoy hablando!, el mutismo te permite oír internamente, cuando callamos y aquietamos la mente entramos en la concentración y percibimos el vocablo mental interno, profundiza y toma el control con tu respiración.
La elipsis de pensamiento es el transito hacia lo indecible, lo mejor es no pensar para tomar las decisiones correctas.
La calma, paz y meditación es una cadena de empalme con el ser, es el culto diario necesario para avanzar en este sendero de la espiritualidad, donde el ritual mágico de la oracion es importante en la materialización de tus necesidades mas próximas y en el manejo de las fuerza, todo de acuerdo a los postulados de la ley divina.
No nos dejemos alcanzar por el tiempo, todo tiene su hora y momento, debemos hacer la obra, hay que tomar el tren que espera en la estación con rumbo hacia otra oportunidad.
Si no hay fuerza, voluntad, entonces no hay cambios, no hay transmutación, no hay alquimia y seremos arrastrados por la cadena repetitiva de un sonambulismo exterior atraídos por el mundo físico y material.
El sabio calla y se interna en la profundidad del espacio y sus dimensiones en la búsqueda de su esencia.
Mauricio Hernandez.
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