sábado, 20 de junio de 2009

José Luís Castellano Ortiz.

Primer Centenario del Nacimiento de Mons. José Luís Castellano Ortiz.

Uno de los íconos más significativos para la parroquia Santa Lucía es sin duda alguna la figura de Monseñor José Luís Castellano Ortiz. Su obra material, social y espiritual, nutrida de un cúmulo de principios y valores apuntaló a lo largo de 54 años de vida pastoral las diferentes manifestaciones religiosas y culturales que hoy hacen de la parroquia una entidad con carácter patrimonial.

El 12 de Junio de 1909 nace en la antigua calle de El Milagro, parroquia Santa Bárbara. Se ordena sacerdote el 24 de septiembre de 1932 y el 21 de junio de 1936 ejerce como presbítero de la parroquia eclesiástica Santa Lucía hasta el día de su muerte, ocurrida el 20 de octubre de 1990.

A este loable levita, se le debe el designio de diseñar y construir en 1937 la actual iglesia, justo donde la junta piadosa del templo de santa Lucía erigiera la primera edificación en julio de 1867.

Ejerció diversos cargos en la arquidiócesis de Maracaibo. Rector del Seminario Mayor, Gobernador de la Diócesis, Canónigo Magistral del Capítulo Catedralicio de Maracaibo; reconocido en varias ocasiones por la Santa Sede. S.S. Juan XXIII le nombró Camarero Secreto Supernumerario; Pablo VI le otorgó el título de Prelado de Honor de S.S. y Juan Pablo II le concedió el título de Protonotario Apostólico Supernumerario.

La Gobernación del estado Zulia le otorgó la Orden Dr. Jesús Enrique Lossada en su Primera Clase con motivo del centenario de la erección canónica de la Parroquia de Santa Lucía en 1977. La Asamblea Legislativa del Estado Zulia le concedió la Orden Dr. Rafael María Baralt y la Alcaldía de Maracaibo la Orden Ciudad de Maracaibo.

Todas estas referencias de sus méritos alcanzados durante su labor pastoral son el ápice de lo que fue el testimonio de amor a Dios, de fe y humildad expresada en el amor al prójimo sembrado día a día en el corazón de quienes tuvieron la oportunidad de conocerlo, huella indeleble que el tiempo jamás podrá borrar.


Jorge Jiménez

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