Cheo García
El Guarachero de America
José Rafael García Añez, fue el nombre con el que le bautizaron, y Cheo García el que le inmortalizó; nace el 1 de Mayo de 1926 en Maracaibo, estado Zulia, ciudad alegre y festiva, en la que desde niños sus habitantes aspiran expresar su fervor a su Patrona, La Chinita, en principio a través de la gaita, labrando posteriormente sus propios destinos musicales.
Cheo García no fue la excepción, por su afinado timbre, la familia le estimuló y encausó para que desarrollara su talento, por lo que a los nueve años inicia sus estudios musicales, y ya para el siguiente año era la primera voz de la compañía “Estampas Líricas en Miniatura”, con quienes viaja a Bogotá haciendo un repertorio de tenor lírico ligero.
Durante la adolescencia García comienza a desarrollar su potencial como cantante en diversas agrupaciones bailables de su ciudad natal, ocupando plazas importantes con Enrique Manzanos y “Garrido y sus Estrellas”.
En 1953 Cheo García se traslada a Caracas en búsqueda de mejores oportunidades, al llegar adiciona con el maestro Chucho Sanoja, quien le contrata para la orquesta de la Radio Difusora Venezuela, trabajando allí por espacio de dos años, para luego regresar a su natal terruño y trabajar en diversas bandas del entorno.
García regresa en 1956 a la capital, donde transita por las orquestas de Juanito Arteta, conocido como “La Trompeta de Oro de América”, posteriormente canta con Pablo Armitano, hasta que finalmente se incorpora a “Los Peniques” de Jorge Beltrán; orquesta base del prestigioso “Show de Víctor Saume”, que se transmitía por RCTV.
El año de 1960 es crucial en la carrera de Cheo García, para entonces la Asociación Musical depone el veto que mantenía al maestro Billo, por lo que éste estaba re-estructurando la orquesta, su "Tercera República", e invita a Cheo García para que sea su guarachero estelar, mientras que los boleros correrían por cuenta de Felipe Pirela. Una llave verdaderamente exitosa, con un García ya maduro, que conocía el oficio y la picardía de la guaracha, además de estar familiarizado con el porro colombiano, los cuales cantó como ninguno, hilvanándolos a la perfección en los mosaicos junto a Pirela primero, luego con José Luis Rodríguez, Memo Morales y Ely Méndez.
García se mantuvo con Billo durante 21 años, la etapa más fructífera de la orquesta Billo’s Caracas Boys, comercialmente hablando, popularizando temas como “La Vaca Vieja” (su primer suceso), “Toy Contento”, “La Flor del Trabajo”, “La Negra Leonor”, “El Caballo Alazán”, “Pa’ Maracaibo Me Voy” (de su autoría) , “No Hay Quien le Gane (al Magallanes)”, “Santa Marta, Barranquilla y Cartagena”, “Los Cadetes”, “Canto a Caracas”, “Ariel”, “El Profesor Rui Rua”, “El Brujo”, “Si Yo Tuviera una Novia”, entre muchos. Con la Billo’s.
García mostró su talento en países como Colombia, Costa Rica, España y EEUU. Si bien es cierto que Billo fue un auténtico cronista de la Ciudad de los Techos Rojos, también es cierto que Cheo García, de alguna manera se convirtió en su “voz oficial”.
Una vez que García abandona la orquesta Billo’s, Renato Capriles lo convoca para su orquesta “Los Melódicos”, con la que se establece por casi dos años (1981-1982), pasando después a “La Tremenda” (1983), de la misma organización; hasta que decide fundar “La Gran Orquesta de Cheo y Memo”, cristalizando así un sueño compartido, que poco tiempo después debieron abandonar.
Cheo García continuó haciendo presentaciones personales en locales nocturnos caraqueños y eventualmente con la orquesta de Charlie Frómeta. En Noviembre de 1994 García actúa con Frómeta en un reconocido club de la población de Paracotos, ese día mostró quebrantos de salud, tuvo una asfixia y se desmayó.
Para las fiestas de Navidad de ese año, el Todopoderoso requería de un tenor para su coro celestial, pero esta vez con un repertorio particular, que no solo entonaría aguinaldos y villancicos, sino que también debía alegrar al cielo con un ritmo contagiante, y pensó: ¿por qué no la guaracha?... y recordó que hacía algunos años había enviado un angelito que cantaba muy lindo a la Virgen de La Chiquinquirá,....¡Ah Cheo García, ese es el hombre!... y lo llevó consigo aquel 20 de Diciembre, dejándonos un hondo pesar, que solo llenan sus alegres cantos.
Fuente José A Orellan
El Guarachero de America
José Rafael García Añez, fue el nombre con el que le bautizaron, y Cheo García el que le inmortalizó; nace el 1 de Mayo de 1926 en Maracaibo, estado Zulia, ciudad alegre y festiva, en la que desde niños sus habitantes aspiran expresar su fervor a su Patrona, La Chinita, en principio a través de la gaita, labrando posteriormente sus propios destinos musicales.
Cheo García no fue la excepción, por su afinado timbre, la familia le estimuló y encausó para que desarrollara su talento, por lo que a los nueve años inicia sus estudios musicales, y ya para el siguiente año era la primera voz de la compañía “Estampas Líricas en Miniatura”, con quienes viaja a Bogotá haciendo un repertorio de tenor lírico ligero.
Durante la adolescencia García comienza a desarrollar su potencial como cantante en diversas agrupaciones bailables de su ciudad natal, ocupando plazas importantes con Enrique Manzanos y “Garrido y sus Estrellas”.
En 1953 Cheo García se traslada a Caracas en búsqueda de mejores oportunidades, al llegar adiciona con el maestro Chucho Sanoja, quien le contrata para la orquesta de la Radio Difusora Venezuela, trabajando allí por espacio de dos años, para luego regresar a su natal terruño y trabajar en diversas bandas del entorno.
García regresa en 1956 a la capital, donde transita por las orquestas de Juanito Arteta, conocido como “La Trompeta de Oro de América”, posteriormente canta con Pablo Armitano, hasta que finalmente se incorpora a “Los Peniques” de Jorge Beltrán; orquesta base del prestigioso “Show de Víctor Saume”, que se transmitía por RCTV.
El año de 1960 es crucial en la carrera de Cheo García, para entonces la Asociación Musical depone el veto que mantenía al maestro Billo, por lo que éste estaba re-estructurando la orquesta, su "Tercera República", e invita a Cheo García para que sea su guarachero estelar, mientras que los boleros correrían por cuenta de Felipe Pirela. Una llave verdaderamente exitosa, con un García ya maduro, que conocía el oficio y la picardía de la guaracha, además de estar familiarizado con el porro colombiano, los cuales cantó como ninguno, hilvanándolos a la perfección en los mosaicos junto a Pirela primero, luego con José Luis Rodríguez, Memo Morales y Ely Méndez.
García se mantuvo con Billo durante 21 años, la etapa más fructífera de la orquesta Billo’s Caracas Boys, comercialmente hablando, popularizando temas como “La Vaca Vieja” (su primer suceso), “Toy Contento”, “La Flor del Trabajo”, “La Negra Leonor”, “El Caballo Alazán”, “Pa’ Maracaibo Me Voy” (de su autoría) , “No Hay Quien le Gane (al Magallanes)”, “Santa Marta, Barranquilla y Cartagena”, “Los Cadetes”, “Canto a Caracas”, “Ariel”, “El Profesor Rui Rua”, “El Brujo”, “Si Yo Tuviera una Novia”, entre muchos. Con la Billo’s.
García mostró su talento en países como Colombia, Costa Rica, España y EEUU. Si bien es cierto que Billo fue un auténtico cronista de la Ciudad de los Techos Rojos, también es cierto que Cheo García, de alguna manera se convirtió en su “voz oficial”.
Una vez que García abandona la orquesta Billo’s, Renato Capriles lo convoca para su orquesta “Los Melódicos”, con la que se establece por casi dos años (1981-1982), pasando después a “La Tremenda” (1983), de la misma organización; hasta que decide fundar “La Gran Orquesta de Cheo y Memo”, cristalizando así un sueño compartido, que poco tiempo después debieron abandonar.
Cheo García continuó haciendo presentaciones personales en locales nocturnos caraqueños y eventualmente con la orquesta de Charlie Frómeta. En Noviembre de 1994 García actúa con Frómeta en un reconocido club de la población de Paracotos, ese día mostró quebrantos de salud, tuvo una asfixia y se desmayó.
Para las fiestas de Navidad de ese año, el Todopoderoso requería de un tenor para su coro celestial, pero esta vez con un repertorio particular, que no solo entonaría aguinaldos y villancicos, sino que también debía alegrar al cielo con un ritmo contagiante, y pensó: ¿por qué no la guaracha?... y recordó que hacía algunos años había enviado un angelito que cantaba muy lindo a la Virgen de La Chiquinquirá,....¡Ah Cheo García, ese es el hombre!... y lo llevó consigo aquel 20 de Diciembre, dejándonos un hondo pesar, que solo llenan sus alegres cantos.
Fuente José A Orellan